De a poco las noches se ponen más frescas, las tardes más cortas y comienzan las clases (con sus efectos en estudiantes y la comunidad en general).
El oficial e inevitable comienzo del año es un buen momento para sumar calidad a nuestra vida cotidiana. Podemos tener metas a largo plazo, pero nada nos salva de a travesar el día a día y como sugiere la "sensei del orden" Marie Kondo, es clave encontrar alegría en nuestro entorno y las pequeñas cosas.
¿A qué nos referimos? Colgar ese cuadro que compramos en el 2016 y todavía esta envuelto atrás de la puerta, llevar una planta al escritorio de la oficina (si le da luz), ordenar los estantes y soltar lo que sabemos no vamos a usar en el futuro o que carece de utilidad, probar un té diferentes cada día o innovar con ingredientes en la cocina, y por supuesto, animarse a compostar! Son esfuerzos de baja escala que nos traen una satisfacción inmediata (que se repite cada vez que experimentamos ese espacio más ordenando, el sabor de un té chai a media mañana o cuando al final de la semana, notamos los pocos residuos que terminan en el cesto de basura, o los brotes que aparecen en la compostera).
¿Cuán fácil es para ustedes encontrar la felicidad en lo pequeño? ¿A qué lo atribuyen?
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