Los niños y el compost. Es increíble como los chicos se enganchan con la compostera, nos dicen. ¡Y es cierto! En un mundo en donde conocemos más las marcas de la ropa que los nombres de los árboles, sorprende.
Cuando los más peques se ponen en contacto con la naturaleza lo hacen de manera intuitiva y terminan entusiasmando a toda la familia.
Las lombrices dejan de ser algo espeluznante y se vuelven las nuevas mascotas. Los brotes inesperados causan curiosidad y disparan nuevas preguntas. Y por sobretodo, entienden que cada etapa tiene sus tiempos y que los procesos no son producto de apretar un botón para tener un resultado inmediato, sino de horas y horas de trabajo (de la naturaleza) y de maduración. Estos niños, como adultos seguramente crezcan con una noción de la magia de la vida en este Planeta y una mirada sobre los ciclos naturales que quizá nosotros no tuvimos la oportunidad de aprender de chicos, o que a lo mejor, con el paso del tiempo, olvidamos. ¿Quién ya empezó a compostar en casa y nos quiere compartir sus experiencias?