No sé si fue sincronía o qué pero estuvimos leyendo a varios activistas ambientales en lo que va del mes y todos decidieron hablar sobre la perfección y cómo a veces es contraproducente e irónicamente termina siendo una barrera para mejorar.
"Lo perfecto es enemigo de lo bueno" suelen decir, y si bien la idea no es ser mediocre, tampoco sirve quedarse en el mismo lugar por miedo a equivocarse o no cumplir con el 100% de las metas. Aplica a la vida y también al compromiso con el medio ambiente. El primer paso es tomar conciencia y a partir de ahí trabajar en objetivos puntuales y tangibles (¿Se acuerdan del método Kaizen que les compartimos en la newsletter pasada? Bueno, ¡es eso mismo!).
Un claro ejemplo de lo que podemos lograr entre todos con actividades cotidianas es la campaña de este mes: Julio sin Plástico (la explicación está más abajo). "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo" decía Galeano, y eso es lo que nos propusimos cuando empezamos con este emprendimiento.
Y Julio también es el mes que inagura la segunda mitad del año. ¿Qué vamos a hacer con lo que nos queda del año? ¿Qué venimos dejando pendiente? Como nos muestra la naturaleza, en el invierno tenemos toda esa energía latente, durmiendo en las raices lista para brotar cuando el clima este propicio y vuelvan las horas de luz, de nosotros depende a dónde la enfocamos: hagamos más aunque no sea perfecto.